Suele la vida
llevarme
de la mano,
presurosa
o paso a paso,
ajena mi voluntad
al rumbo.
Puede este mundo
brindarme
sin pedirlas,
las cosas más
variadas,
algunas, incluso,
las por mí
soñadas.
Y las gentes y
las cosas
que cruzan mi
derrotero
se saludan, me
hablan,
me escuchan me
soportan
y se conjugan en
un todo
que me rodea, me
abraza, me apretuja,
que me lleva, me
trae, me coloca,
que se cambia, me
quita, me repone
como un algo,
uno más,
de un montón.
Y el hombre que
soñó aquel niño
que fui,
el ser que quise
ser,
se me escapa, se
esfuma, se diluye
en el ir y en el
venir
de las cosas de
este mundo…
y me pierdo…
Me busco, porque
algo hay en mí
que así lo
intuye,
a la vera de una
fuente primorosa
de un hogar
lejano en el tiempo,
gobiado por los
vientos…
y me encuentro…
Y por obra de un
arte incomprensible,
cual si fuera una
óptica suprema,
la imagen de
aquel niño
y la forma del
hombre
que soy,
se juntan, se
entrecruzan, se enciman
y se integran.
Primer Premio. Poesía recitada por su autor.
Miniesteiddfod de Trevelin
1981